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FASCITIS PLANTAR

Foto 1. Anatomía de la fascia plantar.

La fascitis plantar es una de las lesiones más frecuentes en el día a día de las consultas de podología. Esta patología, bien conocida por muchos pacientes, también es comentada a diario en otros centros sanitarios, como consultas de atención primaria o centros de fisioterapia, entre otros.

La fascia plantar es una estructura compuesta por tejido adiposo y conectivo y está situada en la capa más superficial del aspecto plantar del pie. Se origina en la tuberosidad posterior del calcáneo y discurre de forma longitudinal hasta insertarse en la falange proximal de todos los dedos, dando lugar, por tanto, a cinco bandas tendinosas. No obstante, antes de su inserción se pueden diferenciar en tres fascículos: fascículo medial, central y lateral (Foto 1).

Foto 2. Estructuras anatómicas en ecografía de fascitis plantar (eje longitudinal).

La etiología de esta dolencia se relaciona con una serie de factores predisponentes (sobrepeso, pie plano, pie cavo, acortamiento muscular posterior, calzado no adecuado, falta de preparación deportiva, etc.) y se caracteriza clínicamente por la presencia de dolor a la palpación en la cara plantar e interna del calcáneo que aumenta con los primeros pasos de la mañana, tras un período prolongado de inactividad (sentado o tumbado) o cuando se tensiona la fascia. En estadios leves el dolor desaparece tras caminar varios pasos, pero en situaciones más graves en las que no se ha corregido la causa y ha persistido la patología durante varios meses puede llegar a no desaparecer el dolor en todo el día o, incluso, a imposibilitar o dificultar la marcha (cojera).

Foto 3. Plantillas personalizadas.

El diagnóstico de la fascitis plantar es puramente clínico, es decir, se lleva a cabo teniendo en cuenta la sintomatología anteriormente descrita, pero para llevar a cabo un tratamiento efectivo es necesario conocer en qué estado se encuentran las fibras de colágeno de esta estructura, para lo cual sería necesario recurrir a pruebas complementarias, tales como la resonancia magnética o la ecografía (Foto 2). En esta última prueba se puede observar un engrosamiento de la fascia plantar superior a 40 mm, pudiéndose acompañar de acumulación de líquido (inflamación) o zonas de rotura (parcial, total o intrasustancia).

El tratamiento de esta dolencia depende del estado en el que se encuentren las fibras de colágeno de la fascia plantar y del tiempo de evolución. En fascitis plantares agudas, generalmente sin roturas y con un tiempo de evolución menor a seis meses, se pueden realizar vendajes funcionales y/o neuromusculares para disminuir la inflamación acompañados de plantillas personalizadas (Foto 3) para corregir las causas mecánicas que han provocado dicha patología. En casos más graves, serían necesarias infiltraciones eco-guiadas o, incluso, tratamiento quirúrgico.

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